martes, 15 de diciembre de 2015

Apertura de la Puerta Santa en la Parroquia de Santo Domingo Izúcar de Matamoros: cuando la Misericordia hizo historia en la antigua Coatlalpan.


Dentro del mundo católico la celebración de los jubileos constituyen momentos especiales de alegría y reflexión desde el ámbito de la fe; es el papa quien decreta la celebración de algún jubileo, el más reciente fue el decretado por Juan Pablo II con motivo del año 2000. En este año el papa Francisco, ha decidido celebrar un jubileo cuya tema central es la Misericordia, el cual comenzó oficialmente el pasado 8 de diciembre, fiesta de la Inmaculada Concepción y se clausurará el 20 de noviembre de 2016, en la festividad de Cristo Rey.

Una característica importante de estos jubileos, es la concesión de la llamada Indulgencia Plenaria, la cual se define en el Código de Derecho Canónico y el Catecismo de la Iglesia Católica, como “la remisión ante Dios de la pena temporal por los pecados, ya perdonados, en cuanto a la culpa, que un fiel dispuesto y cumpliendo determinadas condiciones consigue por mediación de la Iglesia”; para lograr esto es que la Iglesia abre las llamadas Puertas del Perdón en los templos más importantes, siendo la primera de ellas la de la propia Basílica de San Pedro, en el Vaticano; estas puertas fuera de Roma generalmente se abren en las catedrales y basílicas de todas las diócesis del mundo.

Arquitectónicamente hablando no todas las catedrales o basílicas tienen alguna puerta especial llamada Santa o del Perdón, por lo cual si únicamente tienen un acceso pues de manera simbólica éste se habilita como tal. Para el caso de la Arquidiócesis de Puebla de los Ángeles, a donde pertenece Izúcar de Matamoros, la puerta central de la iglesia catedral concluida en 1664, fue concebida desde su edificación como Puerta Santa o del Perdón. Además de para los jubileos, dicha puerta únicamente se abre para ciertos momentos especiales como puede ser la llegada de un nuevo arzobispo o como se hizo en junio de 2011 cuando se recibieron las reliquias del beato Juan de Palafox, quien fuera obispo de Puebla en el siglo XVII.


Para este Jubileo de la Misericordia el santo padre ha querido extender la gracia de la puerta del Perdón, no solo a las catedrales o basílicas sino a otros templos de las diferentes arquidiócesis y diócesis del planeta, siendo la selección de éstas, decisión de los mismos arzobispos y obispos. Para la arquidiócesis poblana, el Arzobispo Víctor Sánchez Espinosa tuvo a bien elegir los siguientes templos, además de la catedral, para contar con una puerta santa, esto considerando la regionalización pastoral arquidiocesana: para la zona norte, el templo del exconvento franciscano de Zacatlán y el santuario del Sagrado Corazón de Jesús en Zacapoaxtla; para la zona oriente, la parroquia de San Andrés Ciudad Serdán; para la zona centro el Santuario del Niño Doctor (Parroquia de San Francisco) en Tepeaca; en la ciudad de Puebla también se consideró al Santuario Guadalupano, junto al Seminario y el Santuario de la Divina Misericordia, en la colonia Magisterial  y para la zona oriente el santuario de la virgen de los Remedios en la milenaria Cholula.

En cuanto a la zona sur de la Arquidiócesis de Puebla, fueron dos los templos seleccionados: la parroquia de San Agustín en Chiautla de Tapia y nuestra histórica parroquia de Santo Domingo de Guzmán, en la heroica Izúcar de Matamoros; como dato a destacar ambos templos pertenecieron a un antiguo convento y podemos afirmar sin temor a equivocarnos son los más antiguos de toda la región suroeste de Puebla; sin duda la obra misional que realizaron agustinos y dominicos en estas tierras se ve reconocidas con este hecho sin precedentes en la historia del catolicismo de la región.

La tarde del pasado domingo 13 de diciembre, pudimos ser testigos del ritual solemne de la apertura de la Puerta Santa en el otrora templo dominicano; previo a éste se realizó una colorida procesión en la cual de manera extraordinaria, acudieron las imágenes patronales de los barrios y colonias que pertenecen a la parroquia de Santo Domingo; también participó el símbolo de la Cofradía del Santísimo, el famoso “Platito”, así como los grupos parroquiales, todos encabezados por el párroco, el Canónigo José Santiago Álvarez Cabrera, vestido con las insignias de su rango, el padre vicario y los jóvenes del Seminario Menor de Izúcar.





Tras llegar a la puerta del templo, la cual ya estaba cerrada desde hace varias horas, el párroco pidió que las imágenes de los barrios y colonias y sus mayordomos, hicieran un medio circulo frente al acceso; luego se hizo una breve historia del ritual por parte del padre vicario y posteriormente, el Canónigo dio tres golpes con un martillo a la puerta, para que abriera; tras lo anterior, se pidió un momento de reflexión para pedir perdón a todos los presentes, quienes se arrodillaron mientras los sacerdotes se postraron ya dentro del templo.









Acto seguido se dio paso a todos los asistentes, pasando primeramente el equipo litúrgico, los seminaristas, las imágenes patronales y luego el resto de la feligresía, quienes al cruzar la puerta se hincaban, y más de uno quiso pasar de rodillas el área de la puerta. Como cierre de este acontecimiento se llevó a cabo la Misa, con lo cual finalizaba este momento histórico para Izúcar de Matamoros, pues si bien se trata de un ritual católico, considerando que la mayoría de la población profesa esta religión, sin duda constituye un hecho extraordinario y nunca antes visto. Nos atrevemos a decir que la última vez que la puerta de Santo Domingo se abrió con tanta emotividad, debió haber sido ese lejano año de 1612 cuando por primera vez se abrió la iglesia al culto y estaban todavía presentes los frailes dominicos.





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